La flora
Hoy, muchas especies se encuentran desaparecidas debido al uso pastoril intensivo en toda la región de la Sierra de Carapé.
Monte Serrano
Si bien muchas especies se encuentran desaparecidas debido al uso pastoril intensivo que la región de la Sierra de Carapé sufrió a lo largo del tiempo, en la zona aún habitan importantes comunidades vegetales instaladas en el monte serrano, que se encuentran en continuo proceso de desarrollo, ya que en los últimos años fueron protegidas de diversos depredadores antrópicos.
Este efecto se muestra tanto en la parte superior del terreno como en las laderas y cañadas. Muchas herbáceas de interés tapizan las partes altas y soleadas. Otras asociaciones vegetales conforman el matorral.
El Cerro y el Bosque
En la zona de la Zanja del Cerro Grande se encuentran los matorrales ribereños y los montes en galería. Estos se desarrollan en torno a las costas de los cursos de agua, conformados primordialmente por vegetación arbórea acompañada de arbustos y muchas veces de tapices herbáceos.
Sobre los suelos pobres de baja profundidad y sobre suelos más altos de la costa se ve una gran variedad de follajes relacionada con la gran variedad de suelos existentes.
Este es un bosque fustal, que no ha sufrido perturbaciones por tala, siendo habitado por muchas especies espinosas de buen porte junto a las herbáceas y las leñosas.
Bañados
Sobre los suelos pobres de baja profundidad y sobre suelos más altos de la costa, se ve una gran variedad de follajes relacionada con la multiplicidad de suelos existentes. El bosque que Sacromonte integra es fustal: no ha sufrido perturbaciones por tala, y está habitado por muchas especies espinosas de buen porte junto a las herbáceas y las leñosas.
Pradera
En Sacromonte también nos encontramos con praderas entre cerros, que conforman una comunidad herbácea con numerosas especies que, en general, cubren densamente la superficie que ocupan. Una de las características de la pradera es el descanso invernal que implica, durante el período primaveral estival, la germinación de las semillas o que se reactiven los estolones y rizomas. Este proceso es seguido por el crecimiento y desarrollo de las plantas durante los meses calurosos para, cumplido el ciclo, descansar durante los meses fríos.
Muchas de estas praderas conforman una increíble composición paisajística abarrotada de flores y frutos, adquiriendo una gran relevancia dentro de la flora de la región. Las coronillas, arrayanes y arueras, acompañadas de chircas y carquejas se entremezclan con los cardos de castilla y las viznagas de flor blanca. Cada tanto aparece un canelón, un sauceo, y una anacahuita sobre un manto de dichondra, cissus y caraguatás.