En los montes de galería y ribereños, en los humedales y bañados, en las praderas y las serranías nos encontramos siempre con un paisaje animado. Un paisaje diverso en permanente desarrollo y movimiento. En estos ecosistemas, ricos en sauzales y en densos bosques, es posible encontrarse con una fauna tan variada como diverso es su hábitat.

Bordeando el arroyo del Cerro Grande, llamado por los lugareños La Zanja del Cerro Grande, vemos deslizarse en el fondo de las aguas cristalinas una serpiente y a poca distancia un lobito de río. Recorriendo la picada que bordea el curso de agua encontramos las huellas de una familia de carpinchos y oímos el trabajo de las nutrias horadando el borde costero.
El paisaje visual se encuentra entonces con el paisaje sonoro.

La comadreja overa, que tan fácilmente se adapta a vivir en las inmediaciones de las viviendas y que pertenece a un grupo primitivo de mamíferos –los marsupiales– habita también en la zona, compartiendo el espacio con las mulitas y los zorros de monte. Cada tanto nos sorprende, en la lejanía y sobre suelos rocosos soleados, ver pasar un hurón.

Momentos

Los distintos momentos del día se podrían reconocer hasta por los diferentes sonidos de este paisaje animado: en el atardecer el canto de las ranas y los sapos se entremezcla con la silbatina de los insectos que comienzan a sonar luego de la puesta del sol. Lentamente se van incorporando los búhos y otras especies de hábitos nocturnos.

Mientras que al amanecer, la variada tonada de los pájaros anuncia el día. El coro está conformado por el golpeteo de los pájaros carpinteros de diversos colores, las viuditas, las torcazas, la gallareta grande, la polla de agua, el zorzal y el sabiá.

Momentos

Según las épocas del año van apareciendo o desapareciendo las aves migratorias.

“Al recorrer este paisaje se identifica una planificación acorde con la conservación de las especies, con diseños planificados, tendientes a la protección de los ecosistemas realizados por el Estudio Siempreverde - Diseño del Paisaje.”

Patrimonio

Desarrollo y conservación no son antagónicos, pueden y deben complementarse. Toda esta región de gran diversidad biológica tiene un alto valor patrimonial, un valor monumental que le confiere la condición de un santuario de flora y fauna autóctonas, a pesar de ser acotado el espacio geográfico.

El territorio ha sufrido heridas fruto del sobrepastoreo, pero hoy están cicatrizando porque su protección reequilibra el ecosistema. Se trata de un patrimonio ambiental y paisajístico generador de la identidad del lugar.

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