El paisaje productivo
“Los paisajes productivos rurales son expresión territorial de la relación secular de las sociedades humanas con la naturaleza. Es importante develar y valorar el patrimonio cultural y natural que encierran estos paisajes rurales, que muchas veces se encuentran en procesos de erosión, de abandono o transformación con el fin de proteger los elementos, estructuras o carácter funcionales, productivos, estéticos o identitarios que los han mantenido valiosos a través del tiempo...”
Desde el punto de vista paisajístico nos planteamos siempre la necesidad de valorar, en términos materiales e inmateriales, la relación que la sociedad local ha establecido con la naturaleza a través del trabajo y del tiempo, pasando de una producción agrícola o ganadera a una práctica vitivinícola, lo que lleva a una reconversión de los usos del suelo.
El suelo
La reconversión de los usos del suelo debe ser ambientalmente sustentable y convertirse en un motor para impulsar el desarrollo en la región. A esos efectos es necesario siempre estudiar los suelos con el objetivo de verificar la posibilidad de obtener cultivos eficaces.
Asimismo, es necesario proyectar y realizar, cuidadosamente, aquellos caminos de recorrido de los cuadros de plantación, evitando así el pisoteo y circulación de vehículos sobre los terrenos productivos. Pero, por sobre todo, apelar a la memoria como elemento proyectual fundamental a partir de la idea de que todo paisaje tiene cualidades ligadas a “un pasado y a una experiencia”.
Vinicultura uruguaya
La historia conocida de la vinicultura uruguaya data aproximadamente de sólo 100 años. Pero sabemos que existen historias más antiguas sobre su introducción de la mano de los emigrantes españoles.
A partir de 1870 se destacan dos emprendedores: Pascual Harriage, quien introduce la cepa francesa Tannat y Francisco Vidiella, introductor de la cepa Folle Noire. Quizá también podamos ir más lejos y llegar, como en el caso de Colonia, a encontrar antecedentes en los tiempos virreinales.
Hoy, en Uruguay luego de una transformación de la industria vitivinícola en las últimas dos décadas, hay cerca de 6.600 hectáreas de viñedos de prestigio enológico, que cuentan con una producción de 65 millones de litros en 190 bodegas de características casi familiares. Esta transformación, aún en curso, ha significado la reducción de la superficie plantada, de la producción y del número de viñedos, para dar paso a una industria más eficiente, más moderna y de mejor calidad. Sacromonte es parte de este proceso.
Esta transformación llegó también de la mano de los estudios de suelo y clima, que confirmaron el potencial de los terrenos con suelos arenosos, pedregosos y de buen drenaje de las sierras, a los que se suman aquellos con proximidad al mar.
En algunas áreas - como la que ocupa el emprendimiento Sacromonte - se tuvo en cuenta ya en el proceso del planeamiento paisajístico, generar alianzas con actores sociales de la localidad. La lógica de esta iniciativa estuvo en reconocer la necesidad de transformar tierras improductivas y en degradación, en nuevos procesos productivo-culturales que aporten al desarrollo local.
El agua
En Sacromonte cuidamos el agua mediante el uso responsable de las dos reservas existentes. Estas reservas sólo son utilizadas cuando la estación meteorológica y los indicadores de humedad en el suelo establecen la necesidad de riego. En tal caso y gracias a este sistema por goteo implantado, solo se suministra la cantidad de agua requerida por las vides en cada oportunidad, alcanzando entonces un riego eficaz y eficiente, sin desperdiciar el recurso hídrico.
El paisaje
Todas las etapas del proceso-proyecto “Diseño del Paisaje Productivo”– diseñadas por el paisajista Roberto Mulieri del Estudio Siempreverde – y que se pueden observar en casos como el del emprendimiento Sacromonte, son superavitarias.
Hay algunas que usufructúan a otras y el desafío actual es cómo hacer para que cada una sea viable teniendo un crecimiento armonioso y sustentable culturalmente en el tiempo, generando conciencia ambiental permanente y sirviendo de modelo replicable de esta nueva concepción. También, demostrando que el eje productivo se debe convertir en una nueva referencia paisajística, que reconoce a una sociedad y su territorio, arraigado en una cultura viva.
La Bodega y nuestra producción
La herencia de la producción vinícola uruguaya aún se respira en el viñedo y la antigua bodega “La Agrícola Jackson”, emplazada en el complejo Jacksonville, al límite de los actuales departamentos de Montevideo y Canelones. El complejo concentra 300 años de historia, mientras que La Agrícola Jackson recupera los emprendimientos pasados, como la Bodega Faraut, y la Bodega de los Salesianos, resumiendo la influencia europea en la cultura vinícola del país. Jacksonville está conectado con Sacromonte. Nuestra actividad integral incluye una bodega de producción y almacenaje en las instalaciones originales de Jacksonville donde, además de poner en valor el lugar que vio nacer el vino en Uruguay, buscamos preservar la herencia francesa.